Quitando el Atlético temeroso que año tras año salta al Bernabéu, lo cierto es que el conjunto del Manzanares se encuentra en una dinámica de juego ascendente que le puede hacer culminar la temporada de manera notable, acuciada eso sí por un arranque de campeonato pésimo e injustificable.
A la mayoría de los equipos le pesa el hecho de mantenerse vivo en tres competiciones. De hecho, clubes como el vecino suelen tachar de intrascendente la Copa del Rey para centrarse en torneos 'más importantes' como la Champions o la Liga. Sin embargo, al atleti le sucede lo contrario, ya que sumar partidos le está dando un nivel de juego que está transmitiendo en liga pese a que salte al campo con jugadores no habituales. Así, llega a final de temporada en su mejor momento, mostrando una mayor estabilidad en la médular, un menor desacierto en defensa (ya no se ven errores tan garrafales como los de Perea o Assuncao que le han costado partidos), y presumiendo cada vez más cercana la recuperación futbolística de dos figuras esenciales en la marcha del conjunto rojiblanco como son Simao o Forlán.
Cierto es que el Atlético es absolutamente impredecible, y que tan pronto atraviesa un buen momento, le aparece un bache que destroza su racha en dos. Pero el horizonte se aprecia con optimismo, sobre todo si es capaz de darle la estocada definitiva a un Valencia tocado por el 2-2 cosechado en Mestalla en la ida de la Europa League. En ese caso, se plantaría a 3 partidos de un título europeo que hace innumerables años que no cosecha. Y sin olvidar que a un partido más, en total a cuatro, se podría hacer con dos títulos. UEFA y Copa del Rey. La ambición la demuestra la afición a pie de calle, ya que si le preguntan con qué título se quedaría de los dos no saben por cuál decantarse. La afición quiere los dos, tiene ansia de ese atlético perteneciente al selecto grupo de favoritos de cualquier competición.
Y toda esta ilusión no sería nada sin Quique. Este hombre no sólo ha recuperado la ilusión de un equipo moribundo y clasificado para cuartos de la Europa y final de la Copa. Su mérito va más allá de eso: ha obrado el milagro de dignificar a una defensa deleznable, de conseguir que sus integrantes no dejen rematar con facilidad a un delantero o se adelanten a éstos alguna que otra vez; ha conseguido una consistencia táctica importantísima en el centro del campo sin perder la chispa ofensiva que pueden dar jugadores como Jurado y Tiago, sino al contrario, añadiéndole esa mordiente de quienes se deben saber capaces de mover al equipo de un costado a otro; y ha encontrado en la cantera un factor importantísimo para la recta final de temporada, restando peso en el juego a estandartes de la plantilla como Simao, Aguero o Forlan quienes, a su aire, son mil veces más peligrosos. Y de los extremos ni hablemos, que se han convertido en puñales de nuevo cuando más de uno hablaba ya de posibles recambios en el mercado estival.
Todo esto hace que los atléticos se sientan plenos de ilusión de cara a los dos meses decisivos de temporada que nos restan. Y si en el peor de los casos, la presión le venciera al conjunto rojiblanco y no pudiera alzar ningún título, la paciencia, el gastar bien y ordenadamente el dinero de las arcas atléticas en alguna incorporación (y digo alguna, no algunas) y, por supuesto, el seguir a las órdenes de Quique Sánchez Flores le dará a buen seguro un proyecto definitivamente fuerte como para aspirar a algo grande la siguiente campaña.
Víctor Franco
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