Ya han pasado un par de semanas desde que fuimos campeones del mundo y todavía se hace difícil asimilarlo. Pero lo somos. Hemos conseguido de carrerilla ser los mejores en Europa y en todo el planeta. Eso que otras generaciones han soñado y sufrido sin éxito ha cambiado. La selección se instala definitivamente en el cuadro de honor del fútbol, entre las selecciones campeonas. Esperemos que esa estrella que a partir de ahora luciremos en el escudo nos de alas a seguir soñando.
Lo mejor ha sido el fútbol de la Roja. Sobre todo en los últimos partidos. Esa es otra de las claves de esta victoria. Hemos sellado y mostrado al mundo nuestro estilo de juego. El juego brasileño es lento atrás y magia arriba, los ingleses son pura pasión y fuerza, los argentinos cancheros, los italianos tácticos y defensivos y los alemanes firmes y disciplinados como el hierro. Pues a partir de ahora el mundo sabe que el juego español es el juego de toque, de paciencia, de velocidad en los últimos metros, de más toque, de garra, de paredes de fantasía hasta la misma línea de gol, pero sobre todo de toque. Es otro premio añadido a la copa.
Uno de los madrileños en ese equipo. Concretamente el de Móstoles y es el capitán del equipo. Iker Casillas ha alcanzado el cielo al ser la persona encargada de levantar el trofeo. El portero merengue se confirma como uno de los mejores porteros de la historia y da miedo lo que le puede quedar ya que todavía le pueden quedar casi 9 años más. Todo un crack que además tuvo actuaciones decisivas como el penalty parado a Paraguay o el mano a mano ante Robben. ¡Te lo mereces Iker!
En realidad sólo se pueden decir cosas buenas sobre la participación de todos los jugadores. Nadie sabe si quedarse con Villa, Xavi o Iniesta. El único mal sabor de boca lo dejó el rendimiento de otro madrileño, Fernando Torres, cuyo desacierto acabó desesperando a muchos.
En definitiva, son días para disfrutar sabiéndonos los mejores del mundo en fútbol, que suena muy bien. ¡Felicidades campeones!
Jorge Aldea
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