Navegando por internet, en uno de sus múltiples blogs, he encontrado este post que creo expresa a la perfección el sentimiento que llevamos en nuestro interior los atléticos desde que Forlán marcó el gol de la victoria en Hamburgo.
Ya lo tenemos, corazón; no has tenido que esperar cuarenta años como tu padre para disfrutarlo. Hoy puedes ir al colegio un poco más orgulloso que otros días y llevarás tu mochila del atleti, esa que también llevarás a la espalda cuando volvamos a perder, pero, eso sí, bastante más contento. Esconderte, nunca te has escondido en tu corta edad, como tampoco lo hizo tu padre o ninguno de los que hemos llevado siempre este bendito veneno dentro de la sangre.
En uno de los peores partidos que recuerdo, tú te comías las uñas y mordías la bufanda. Minutos antes, habías vestido a tu hermana con esa camiseta que antes fue tuya y que llevábamos en los tiempos de segunda. Después, te costaba articular palabra porque tu padre no dejaba de llorar y tú no entendías porqué, pero ya te llegará el momento.. Ahora disfruta, porque nunca sabemos cuando volverá a repetirse. Pero llegará, hijo, y lo hará sin millones, sin prepotencia, con paciencia y humildad. Tranquilo hijo, que todo llega, te lo dice papá.
Te fuiste a la cama dejando la bandera en la ventana para, en el caso de que algún vecino anoche no nos oyera gritar lo suficiente, sepa hoy de qué equipo somos. Y desde aquí seguiremos disfrutando y sufriendo a partes iguales; eso es genético en nosotros, no?
Ya lo tenemos, corazón; no has tenido que esperar cuarenta años como tu padre para disfrutarlo. Hoy puedes ir al colegio un poco más orgulloso que otros días y llevarás tu mochila del atleti, esa que también llevarás a la espalda cuando volvamos a perder, pero, eso sí, bastante más contento. Esconderte, nunca te has escondido en tu corta edad, como tampoco lo hizo tu padre o ninguno de los que hemos llevado siempre este bendito veneno dentro de la sangre.
En uno de los peores partidos que recuerdo, tú te comías las uñas y mordías la bufanda. Minutos antes, habías vestido a tu hermana con esa camiseta que antes fue tuya y que llevábamos en los tiempos de segunda. Después, te costaba articular palabra porque tu padre no dejaba de llorar y tú no entendías porqué, pero ya te llegará el momento.. Ahora disfruta, porque nunca sabemos cuando volverá a repetirse. Pero llegará, hijo, y lo hará sin millones, sin prepotencia, con paciencia y humildad. Tranquilo hijo, que todo llega, te lo dice papá.
Te fuiste a la cama dejando la bandera en la ventana para, en el caso de que algún vecino anoche no nos oyera gritar lo suficiente, sepa hoy de qué equipo somos. Y desde aquí seguiremos disfrutando y sufriendo a partes iguales; eso es genético en nosotros, no?
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